23-05-2015
8 Senderistas
El tiempo se presentaba poco fiable. Por esto algunos se echaron atrás. Al llegar a la Ragua, ya notamos el fresquillo, pero al ir ascendiendo se notó un gran cambio: niebla, frio, viento y aguanieve. A los que no llevaban guantes las manos se les quedaron heladas; tuvimos que improvisar un chubasquero con una bolsa de basura para uno de los senderistas, que no había llevado nada para ese clima. Por lo tanto decidimos, al llegar al refugio, volvernos, porque no se veía nada. Descendimos hasta la Ragua para comernos el bocata. Finalmente terminamos en la Calahorra, en la cafetería, con un rico café y un pastel.
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